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“Aquí yace el corazón” guarda en sus páginas, como en una urna, el viaje vital y espiritual de la poeta, dramaturga y diseñadora de moda Mercedes de Acosta (1892-1968). Estas memorias, publicadas en 1960 y por fin traducidas al castellano, no son solo una obra literaria, son el audaz testimonio de una mujer que desafió las convenciones de su tiempo y vivió intensamente.
Descendiente de la Casa de Alba, Mercedes supo moverse en los círculos artísticos y literarios de Nueva York y París. Escribió poesía, novela y obras de teatro, y fue guionista en Hollywood.
Conocida como la gran amante de Hollywood, son legendarias sus intensas relaciones con grandes estrellas como Greta Garbo y Marlene Dietrich. Mujeres a las que admiraba y amó, y que viajan junto a ella por las páginas de su vida.
“Aquí yace el corazón” es un apasionante viaje humano y espiritual por la arquitectura de un Nueva York que ya no existe; la rebeldía y el descaro de los locos años veinte; la época dorada de Hollywood, esa fábrica de sueños tan bella como cruel; la India mística en la búsqueda de su Yo interior, o la desolada Francia de la segunda posguerra.
"Aquí yace el corazón. Recuerda pensar siempre con él, sentir con él y, sobre todo, juzgar con él". Este consejo del pintor Ignacio Zuloaga acompañaría toda la vida a Mercedes de Acosta hasta el punto de titular sus memorias “Aquí yace el corazón”, que acaban de ser editadas por fin en castellano por Mundos Flotantes tras más de sesenta años de injusticia histórica. Mercedes de Acosta, hija poeta y bohemia de la Casa de Alba, vivió siempre lejos de España en lo geográfico pero profundamente cerca en lo espiritual. Entre Nueva York, Hollywood, Francia y la India, Mercedes de Acosta llevó una vida apasionante como escritora, “socialité” y legendaria amante lesbiana.
Porque “Aquí yace el corazón” nos acerca a sus relaciones con las estrellas de Hollywood con detalles profundamente humanos pero gran delicadeza. En el caso de Greta Garbo, toda delicadeza era insuficiente; guardiana a ultranza de su intimidad, rompió todo contacto con Mercedes de Acosta cuando publicó estas memorias en 1960. Greta vivió sus últimos años alejada de la atención pública y huyendo de fotógrafos indiscretos. Mercedes nos habla de una Greta divertida, secreta, de sus vacaciones juntas huyendo de Hollywood pidiéndole al chófer que las llevara a una isla en medio de un lago perdido y las dejara aisladas, tranquilas, felices.
Impresionantes son también los capítulos que tratan su relación con Isadora Duncan, a la que le pidió: “Baila la resurrección de tus hijos”, en un momento inolvidable de conexión ante el océano. Todos los romances de Mercedes partieron de una gran admiración. Entre sus apasionados amores estuvieron Marlene Dietrich, Tallullah Bankhead y Ona Munson.
Este concepto profundo de la amistad y las relaciones se lo puso difícil para triunfar como guionista en un Hollywood puramente industrial donde la verdad de las historias era lo de menos. Cuando en 1932 la contrataron para escribir un guion sobre Rasputín, Mercedes pidió consejo al príncipe ruso exiliado Yusúpov, amigo suyo que conocía la historia de primera mano. Disgustado por la falta de melodrama en el guion, el director del estudio pidió cambios que contradecían la historia real. No solo Mercedes abandonó el proyecto inmediatamente, sino que Yusúpov llevó el asunto a los tribunales. Nada de ello impidió que la película, titulada “Rasputín y la Zarina” (1932), llegara a los cines.
La poeta Pilar Astray, con ánimo de reivindicar a mujeres poetas olvidadas, ha liderado un año de esfuerzo para que esta edición en castellano vea la luz. Pilar Astray lleva más de una década de labor cultural luchando por un lugar igualitario y justo para las mujeres en un terreno aún terriblemente machista. Como líder del equipo cultural todoterreno Mundos Flotantes, publica libros, realiza películas y organiza eventos y talleres con una intención feminista, LGTBQIA+ y ecologista, principios que cabría pensar si están más defendidos de lo que en la práctica lo están.
La traducción de “Aquí yace el corazón” ha corrido a cargo de Lucía Miranda Morla, veterana de la traducción que colabora frecuentemente con instituciones culturales como la Fundación Uxío Novoneyra o la Universidad de Rennes. Un prólogo de Ana Rossetti, poderosas fotografías de gran formato y un cuidado índice de personajes ayudan a convertir esta edición en una auténtica obra de referencia sobre la edad de oro de Hollywood y el Nueva York a ritmo de jazz, una época que creemos conocer pero de la que, de la mano de Mercedes de Acosta, nos damos cuenta de que no sabíamos realmente casi nada.