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Después de desayunar, fregar su tacita de loza
y cepillarse el único diente que le quedaba salió
disparada hacia la pila que había en el patio de
su casa.
Lulula decide hacer su colada diaria, a pesar del
augurio de tormenta del que es advertida.
La protagonista de este cuento representa a esas
mujeres de edad que no se rinden y están llenas
de energía. Divertido relato acumulativo en el que
a través del juego y la adivinanza se resuelve que
lo importante no es oír, sino saber escuchar y
sobre todo mirar.